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miércoles, 12 de noviembre de 2014

Mario Benedetti.

Los encuentros felices luminosos
incrédulos lozanos
no saben todavía qué hacer con este mundo
que los mira pasar o los percibe
con asombro y con lágrimas

sus cuerpos tienen señas para siempre
su mirada es un poco
de dolor comprendido a duras penas

todavía sus ojos no se abren
de par en par
apenas son resquicios
que no entregan
que buscan
que proponen

son diez años más viejos
y más jóvenes
diez años de castigos y de juegos
con el muro y sus manchas
odios descabezados
amores en las largas noches de ojos abiertos
proyectos tumultuosos e imposibles
el pájaro de todos
la jornada sin nadie
los encuentros tan tiernos y tan ásperos
tan lejanos de pronto
y tan contiguos
tan orgullosos de su nuevo pelo
de su flamente voz y sus camisas
de sus lecturas y sus escrituras
que me parecen luces de otra fiesta
cual si su sol fuera otro sol
y el tiempo
para ellos corriera en otro ritmo
en otra esfera
en otros almanaques

son diez años más torpes y más duchos
diez años de martirios y de oráculo
diez años sin espejo

todavía no hacen buenas migas
con ese viejo rostro familiar
no están acostumbrados a unos gestos tan suyos
ignoran cómo son para los otros
y acaso cómo son para sí mismos
pero en cambio conocen
y al cabo de este trecho ya no importa
todos los vericuetos del rencor desolado

los encuentro puntuales y rehechos
con su verde reserva de delirios
con la asunción corriente de su cuerpo
los sueños de cualquier resucitado
el cigarrillo que no se podía

los hallo temerarios y de estreno
con el viejo coraje hecho un ovillo
y un mar de expectativas
organizadas en el horizonte.

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