Seguidores

domingo, 27 de abril de 2014

Oscar Wilde.

Siempre me vas a querer.
Yo represento para ti todos los pecados
que nunca has tenido 
el coraje de cometer.
Corazones de conexión inalámbrica con vidas paralelas desde larga distancia. Corazones lejanos de amantes desconocidos.
Van por el mundo, 
sincronizados en un mismo latido,
cegados por fuego, muriendo de frío.
Tenía sus labios morados por el frío de aquella noche, así que decidí darle un beso y sentí como sus labios se volvían tibios y con una agradable textura, pero también sentí tibio su pecho. Tal vez fue su alma que por ese instante abandonó el invierno.

No respondo. No lo miro. No suspiro. Kenia Cornejo.

Dejábamos pasar el tiempo, pero no el suficiente para olvidarnos, era él quien me sonreía al otro lado del pasillo, o era yo la que pasaba distraída frente a él, una y otra vez. El mismo círculo vicioso, el mismo capricho retorcido con el que cargamos cada día.
Es difícil fingir que olvidamos todo. Es imposible comenzar algo que no tiene futuro.
¿Habían escuchado eso de “el amor está en el aire”? pues es cierto, sí, pero muy contaminado. Yo mejor lo bailo, o lo escribo, o lo sueño, y si merece la pena, una vez cada mil años soy valiente y lo respiro.

E. Mitre.

Admito que las calles se han vuelto un poco más tristes desde que dejamos de caminar juntos. Parece que los árboles se han quedado sin hojas y que el viento siempre corre en nuestra contra —o en la mía—. El silencio entre la gente se ha tornado insoportable y las aves ya no cantan con la misma intensidad. No puedo negarlo, porque el amor cuando es y luego renuncia a ser, deja estragos aparentes.

sábado, 26 de abril de 2014

Tormenta de pensamientos.

Lo he pensado, querida; tal vez lo mejor sea irme, y dejarte sola, que es lo que quieres. Es que no he podido dejarte antes, lo siento. Sé que te has querido librar de mí mucho antes de que llegara a tu vida. Pero te quería tan cerca, tan mía que obvié los límites que me imponías. Sólo por quererte a mi lado. Sólo por saciar esta sed que tenía de tus labios. Ahora por fin me voy. Perdona el tiempo que te hice infeliz con mi presencia y de cuánto tuviste que aguantarme, y callarte las ganas de tenerme lejos sólo para no herirme. He sido egoísta, es que cuando ama, uno no entiende razones. No sabe lo que es mirar atrás; no sabe qué es libertad, porque su amor es vehemente. Mi amor te quería mía. Yo te quería mía. Si bien es cierto que no pude complacerte en todo, tampoco pude alejarme, no pude notar que no me querías. Serás libre por fin; podrás volar con las alas que me quitaste. Podrás ser feliz sin mí. Lejos de aquí; lejos del corazón que un día te amó, y cuyo amor no encontrarás en ninguna parte de todo este maldito mundo.
No lloro por débil, lloro para morir un poco menos… Porque un corazón no llega a viejo si a cuestas lleva tantas penas.
Me gusta que te guste caer, y caer, y caer otras mil veces. Como si estuvieras convencido de que el abismo también es volar. Si pones las ganas, me quito las alas y me caigo contigo.
Nacimos para movernos, nacimos para andar, nacimos para ser libres. No estamos aquí para atarnos uno a otro, no quiero ser una cadena en tu vida. Quiero ser la que te suelte, quiero ser la que te invada sin que dejes de ser tuyo. Quiero ser a quien tú ames, pero quiero que seas libre de elegirlo.
Todos hablan de lo asombroso que es que un poeta se enamore de ti, dicen por ahí que te vuelves invencible, que no habrá en su vida otra cosa más que tú. Esa, vamos, es la idea más barata que he escuchado, porque los poetas se enamoran de todo. En cualquier instante comparan tu vestido con el olor de las flores y tu mirada con algún amanecer, y todo lo van ligando, no eres precisamente lo más bonito en su vida, eres lo que dio sentido a las cosas que ya amaba. Lo verdaderamente triste, penoso y complicado es que tú te enamores de un poeta, porque te has acostumbrado a enaltecerte en sus letras, y si deja de escribirte, ya ni el suelo te sujeta.

Estefanía Mitre.

No podemos tirarnos cada vez que una persona nos rompe el corazón. Es decir, si podemos, pero no deberíamos. El tiempo pasa corriendo y la vida nunca espera demasiado, así que gastar un día pensando en el “cómo hubiera sido”, es desperdiciarlo no haciéndolo suceder. Hoy duele, pero mañana dolerá un poco menos, y la próxima semana dolerá todavía menos, y así hasta que no duela más —o en su defecto— hasta que uno se acostumbre. Lo que quiero decir, sin más rollo en el asunto, es que terminar tirados siempre vale la pena si eso hace invencibles nuestras ganas de creer.
Somos así; sentimientos en letras, pensamientos plasmados, amores descritos, desilusiones en tristes palabras, somos así; vivientes eternos.

Amor con sabor a chocolate, Ricardo G.

Caminaba distraído y las ojeras le cubrían gran parte de la cara. Su tema de conversación era siempre el mismo, parecía un idiota ante los ojos de cualquiera. El pobre hombre estaba enamorado.

Mario Benedetti.

Si el corazón se cansa de querer
¿para qué sirve?

Historias de Sal, Camila Buzzo.

No regreses donde nadie te ha requerido. No me busques, no te he extrañado. Tu presencia sólo me causa dolor, preocupación y malos ratos. Quédate dónde estabas, lejos de mi. No dejaré que me vuelvas a vencer, que logres abatirme. Ya sé cómo ganar las batallas y pronto espero librarme de esta guerra.

Música de cañerías, Charles Bukowski.

Nunca podría adaptarme a la sociedad. No siento simpatía por la humanidad. No tengo el menor deseo de adaptarme, no siento el menor espíritu de lealtad, no le veo sentido.

lunes, 21 de abril de 2014

Tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.

Charles Bukowski.

Supongo que siempre hay algo ahí fuera 
con lo que queremos torturarnos.

José Ángel Buesa.

Este cariño triste y apasionado y loco
Me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho… No sé si te amé poco,
Pero si sé que nunca volveré a amar así.

Julio Cortázar.

Estuve a punto de hacerlo, y ahora no soy más que uno de los muchos que se preguntan por qué 
en algún momento no hicieron 
lo que habían pensado hacer.

Si no existieras, te inventaría.
Ojalá lo que dejas te llene, o te deje vacío, cualquiera es buena 
si uno quiere empezar de cero...

DDF, Efraín Huerta.

Dispense
usted
las molestias
que le ocasiona
esta obra
poética.
No somos personas frías por falta de sentimientos,
sino por abundancia de decepciones.

Poly Cinco.

¿En dónde estás cuando siento 
que se me acaba este día?

sábado, 19 de abril de 2014

Facundo Cabral.

Menos mal, 
que lo único que te di fue todo.

Fernando Bermúdez.

Debo admitir que tu silencio, 
empieza a desgastar mi corazón, 
pero tus miradas 
me dicen que aun hay esperanza…

La belleza de pensar por Quetzal Noah.

Soy un amante de los encuentros improbables, de aquellos momentos donde la existencia nos cambia en un instante, soy un tipo que vive pensando en las causas, una misteriosa especie que a todo lo que pasa a su alrededor le quiere dar sentido, yo me siento rico en todo lugar en cada tiempo no porque quiero tener más sino porque con lo que tengo soy agradecido, con la belleza de pensar he sido bendecido, la magia para crear en la adversidad es uno de mis instintos, la luz que entra por mis ojos, el viento del mar acariciando mi rostro, mis pies marcando pasos, mi piel sintiendo el calor del ocaso, todo abrazo y todo dejo, tal vez un día encuentre mi lugar y siga caminando pero estoy consciente que a este mundo, solo vine de paso.

Poema II, Sanddy García.

Guárdeme en su corazón,
guárdeme para mañana,
para sus noches de tristeza,
guárdeme para el día que yo me acabe,
que mi memoria se rinda
y la inspiración se me apague,
guárdeme para el día que necesite
que me recuerde quién era y a quién amaba.

Mario Benedetti, Luna Congelada.

Con esta soledad
Inservible
Vacía
Se puede algunas veces
Entender
El amor.
Me gusta usted, vestida de luna, usted, desnuda de cordura, usted, 
desafiando a mi locura, usted, 
a la que no cambio por ninguna.
Surge en un dolor
El único milagro
Inmortal.
Surge envuelto
En la luz de gritos
Puros, desteñidos
De hipocresía.

Surge mi mente,
Como un rayo
En el cielo de la conciencia
Dormida, antes…
¡ Ahí está! Dije,
Lo justo,
En el contacto,
En la risa, en las manos,
En el alma, que incesante,
Nunca se niega, y nunca se va a negar
A construir y crear.
Los juegos de miradas son seductores 
cuando se tiene la capacidad 
de descifrar el idioma de los ojos.

Julia María del Prado.

Y sí, heme aquí...
Jugando a ser aire tuyo,
cuando ni me respiras.

Vuelta y Giro.

El problema no es lo profundo del amor,
el problema es recordar que, de vez en cuando,
se debe subir a respirar.

Última letra de la última canción del último album de los Beatles.

Y al final el amor que recibes 
equivale al amor que haces.
Quisiera tenerte a mi lado, o encima, 
no importa.

M. Benedetti.

No sé por qué, pero hoy me dio por extrañarte, por echar de menos tu presencia. 
Alguien dijo que el olvido está lleno de memoria.

sábado, 12 de abril de 2014

Lo que el viento se llevó, Margaret Mitchell

Debrerías ser besada más a menudo, 
y por alguien que sepa como hacerlo.

Oscar Wilde.

Desde el día en que te conocí, tu personalidad tuvo sobre mí una influencia impresionante. 
Mi alma, mi cerebro y todas mis potencias 
fueron dominadas por ti.

Volver a verte, Marc Levy.

_ ¿Sigues pensando en ella?
_ A veces. -Contestó.
_ ¿A menudo?
_ Un poco por la mañana, un poco a mediodía, un poco por la tarde y un poco por la noche.

Esta noche tiene algo de ti; la luna tiene algo de tus ojos, la brisa tiene algo de tu aroma. Pero yo te quiero completo, no a pedazos.


Porque detrás de cada persona se esconde otra. Quizás mas bella, quizás más nueva, quizás la tuya.
Aprendí a no esperarte, porque eres como la lluvia: inconstante y maravilloso; llegas cuando menos lo imagino y sin embargo, 
siempre eres bienvenido.
Por un beso tuyo, soy capaz de enfrentar la peor de las maldiciones.
Tan solo sonríes y me dan ganas de tomarte la mano y hacerte un futuro.
Un día alguien va a abrazarte tan fuerte que todas tus partes rotas se juntarán de nuevo.

domingo, 6 de abril de 2014

 
Aquellos cortos días 
que fui tus noches largas…
 
Si durmieras conmigo, dormirían menos tristes las palmas de mis manos.

José María Ribes.

Dile que te dé todo lo que yo no pude, pero que no se le ocurra quitarte nada de lo que yo te di.

El bar de los mal amados.

 
Existe una cita, aun sin hora ni fecha, para encontrarnos, yo ahí estaré puntual, no sé si tú.

Edel Juárez.

Me nombras y en tú voz viaja agua, luz y una lista de nutrientes terrenos. Así te absorbo y me escucho crecer entre la sombra.

Es tan poco - Mario Benedetti.

Lo que conoces
es tan poco
lo que conoces 
de mí
lo que conoces
son mis nubes
son mis silencios
son mis gestos
lo que conoces
de mí
lo que conoces
es la tristeza
de mi casa vista de afuera
son los postigos de mi tristeza
el llamador de mi tristeza.

Vicente Romo Razón.

Me enamoré de ti en mis sueños
Eras sencillo y tan real
Cuando piensas ya morir con alguien
Has caído en las redes del amor
Vive este momento divino
Olvida los detalles que puedan hacernos terminar
Sin darle fin al inicio
Y brindar con dos copas de vino
Soy el emisor y tu mi receptor
Recibo señales que invaden mi sistema
Imagino el cielo de estrellas siendo tu protector
Caminando por un puente galáctico hasta Orión
La escuela del ayer
Que nos hará volver
Porque este amor es espacial
Sin universo, sin final…

En la orilla del aire / Jaime Sabines.

En el aire hay siempre oculta,
como una hoja en un árbol,
una mujer.

sábado, 5 de abril de 2014

Mónica Carrillo.

Nos quisimos tanto a ratos 
que dolía todo el tiempo.

Por fuera la sonrisa más bonita. 
Por dentro la batalla más salvaje.

Gabriela Baeza.

He agotado esta rutina infértil de planificar perfectamente la ubicación de mis manos para que rocen las tuyas.

Llanos Quijada.

Me voy a cambiar de brazo las ganas de verte, 
que me pesan demasiado.

Alba Ribas.

Bajo los paraguas los besos eran más secos pero también más largos.

Álvaro de Gregorio.

Se dieron un tiempo y jamás se lo devolvieron. Fue su último regalo.

Daniel Pau.

Y la piedra se acabó enamorando de ese hombre que tantas veces tropezaba con ella.
La felicidad era: estamos juntos. La tristeza era la forma y la felicidad, el contenido. La felicidad llenaba el espacio de la tristeza.
Y tus párpados cayendo se me antojan guillotinas, y te observaré durmiendo y me pondré a susurrar.