Seguidores

domingo, 29 de junio de 2014

Fragmento de XLII, Kenneth Rexroth.

Cuántas vidas hace
que nadé por primera vez 
en el torrente del amor,
para descubrir al fin
que la orilla es inalcanzable.

Brandon M. Silva Briones.

La persona esta ahí, parada sobre nada. Haciendo nada. Saboreando nada. 
Pero, espera todo.
Tropiezas una y otra vez con la misma piedra
hasta que la besas como un adicto.

Fragmento de El desván, Ezra Pound.

Nada hay en la vida que sea mejor
que esta hora de limpia frescura,
la hora de despertarnos juntos.

Charles Bukowski.

Me sentía insatisfecho y, francamente, bastante jodido por todo. No estaba yendo a ninguna parte, ni tampoco el resto del mundo. Estábamos haciendo tiempo, esperando morir, y mientras tanto hacíamos bobadas. Llenar el vacío.

Aquiles por su talón es Aquiles, Jorge Drexler.

Uno no elige de quien se enamora,
ni elige que cosas a uno lo hieren.

Fragmento de Madrigal triste, Charles Baudelaire.

¿Qué me importa que seas buena?
Sé bella, y sé triste.

Victor de la Hoz.

Vamos a dejar claro algo, si usted está tan inconforme con los recuerdos que le atan a mí, venga, yo se los recibo con mucho gusto, pero eso sí… tiene que devolverme cada beso y cada sueño robado, cada intento de resignación fallido, cada incertidumbre nocturna. Sólo así podremos tener un pacto de olvido.
Que galaxias más exquisitas las que se forman con cada cicatriz y cada lunar en tu cuerpo, me encanta besar lentamente una por una la infinidad de constelaciones que se debaten en tu ser, eres vida galáctica y una conjunción planetaria estéticamente sideral, un espectáculo en primer lugar de astros fugaces. Me gustas ligera porque las noches contigo se destellan y magnifican con pequeños rastros de polvo lunar que se hallan escondidos cerca de tus párpados, entre tus piernas y sobre tu ombligo. Sabes universalmente a tierra y marea, a fuego y oscuridad espacial, un cuerpo físico y un cuerpo éterico, tan libres y navegantes del viento, aventureros del cielo y más allá, conocedores del Sol y amantes de Plutón, cuerpos danzantes entre anillos saturnianos y caminantes de cordilleras terrícolas. Eres el suave esplendor de un alma que flota sobre aguas estrelladas prendidas en el techo anochecido. Eres un torrente de curvas peligrosas que interpretan los pecados que estoy dispuesto a cometer. Mi libro astronómico favorito que con cada página desata Cosmos, desata Caos, desata locura…
Ojalá los dos queriéndonos 
como un lector quiere a su novela.
Tenía los labios como nubes. 
A mí las nubes siempre 
me han dado ganas de morderlas.
Me fundo en abrazos con 
quien me quita la vida.

sábado, 21 de junio de 2014

Algún día encontraré un corazón 
a la altura de mi inocencia.

Emir Dassaet Zárate.

Esta es la triste historia entre una mujer de colores, un hombre daltónico y una cita a ciegas.

Francesc Barberá Pascual.

El marinero se enamoró de la sirena. 
Era la única mujer que le sabía a mar.
Esa manía que tiene la media noche
de restregarnos por toda la cara
el viento roto y la lluvia plana.
Esa manía que tienen tus noches
de quedarse tan cerca de mis mañanas.

El diario de Ana Frank, Denise Márquez.

Hasta refugiado por una guerra, encerrado dentro de una casa y sumergido en el miedo puedes reir, llorar, pelear, trabajar, leer y amar.

Alberto Ramos.

Se me ha dormido un brazo. 
Está soñando que te abraza.

"El miedo", Nicasio Urbina.

Nadie podrá decirte que no temas. El miedo y la soledad son todos tuyos. Ni la multitud vibrante ni la bulla te acompañan, solamente amplifican tu tristeza. Goza los momentos de alegría; tañe las campanas, suéltate el pelo, abre los brazos y deja que la poesía viva en tus entrañas, más no dejes que los pájaros te engañen. Las arpías siguen de cerca tus pasos, la nostalgia y la tristeza siempre acechan, y el temor volverá a roerte en la vigilia. Nadie podrá decirte que no temas. Deja que el miedo te penetre lentamente; algo está tratando de decirte.

Cuento de horror - Juan José Arreola.

La mujer que amé se ha convertido en fantasma. 
Yo soy el lugar de sus apariciones.

Julio Cortázar.

Si te he dicho lo que sentía es precisamente para que te quedes. Lo sabes bien, todo lo que nos desune es en el fondo lo que nos deja vivir tan bien juntos. Si empezáramos a callarnos lo que sentimos, los dos perderíamos la libertad.
Ella era un libro abierto que desafortunadamente, siempre encontraba en su camino amantes analfabetos.

domingo, 15 de junio de 2014

Las piernas de ella median 28 besos pegaditos, 
y su amado todas las noches las besaba, 
para quitarle el miedo a encoger.
Tengo claro que esta vida es el infierno, 
aunque no sé lo que hay después.
Mírame, ésto es lo que soy
Miedo, rabia, desesperanza, falta de calma
Condenado por el recuerdo

Marlene Pasini.

Tu oscuridad gesta luces iridiscentes. 
Lienzos de tiempo caen como harapos. 
Sobre ruinas nocturnas gira un pájaro ciego,
parvada de recuerdos.
Y amé... Tal vez mi vida no sería tan dolorosa,
si hubiera conservado por siempre mi niñez,
si nunca hubiera visto tus ojos tan hermosos,
lo rojo de tus labios y lo blanco de tu tez.

Jaime Sabines.

¿En qué lugar, en dónde, a qué deshoras
me dirás te amo? Esto es urgente
porque la eternidad se nos acaba…
El mejor método para tratar 
con la oscuridad de alguien más 
es conocer primero tu propia oscuridad.

domingo, 8 de junio de 2014

F. Jassiel Urueta Coria.

Su basta melena es perfecta para dormir sobre ella. Sus ojos para guardar miradas mientras en silencio nos decimos todo, sin palabras pues soy bueno con ellas, pero mejor cuando no las uso. Sus caderas tienen el perfecto agarre para mis manos, las más finas curvaturas que un escultor podría crear y la delicadeza de una hoja en otoño. Y sus manos suaves y cálidas me han enseñado el mundo, sin duda un mundo solo al alcance de los dioses.
Un día de estos, me voy a vivir a las nubes. 
Me esconderé en las más suaves y desde ahí te veré, tan distante, como de un mundo aparte. Terriblemente desconcertante, 
pero aún un poquito mío.
Lo maravilloso que puede llegar a ser un simple «hola», te destruye o te construye y, para mala suerte de muchos, las dos.

Gilberto Owen.

Si no es amor, 
¿qué es esto que me agobia de ternura?