Seguidores

jueves, 3 de enero de 2013

Profilaxis sentimental.


Supongamos que.. esta noche, con el peso de mi orgullo podría comprar cualquier avión que me alejase de ti lo suficiente como para no sangrar cada vez que menciono tu nombre.

Supongamos que el.. sólo hecho de escribir tus iniciales desgarran mi pecho con la intensidad necesaria como para morir por ello. Supongamos que esto no lo estoy escribiendo en el coche, completamente sola a las cuatro de la madrugada, mientras decido si arrancar o llamarte, aún no sabiendo las cifras que componen cada uno de los números tras los cuales escucharía tu voz.

Escúchame tu a mi..

Porque te he echado tanto de menos que podría jurar asociarte más al dolor que a cualquier otro sentimiento. ¿Y... sabes? Supongo que en el fondo te lo agradezco. 

Pues la intensidad con la que conseguiste matarme hace de cada noche una nueva necesidad de escribir.. o romperme, de lo contrario, como cristal que dice no ser frágil. 

Créeme, si en tu nombre hago metáforas con el humo de cualquier cigarrillo es porque consigues matarme lenta y dolorosamente. Y supongo que por eso me gusta recordarte en cada calada que me acerque al sabor de lo que un día fueron tus besos. 

Me pregunto si los seguirás dando con esa dulzura tuya que siempre te diferenció del resto. Si algún día volverás a mi vida para darme otro, o... el primero de tantos últimos. 
Supongamos que, decido empeñar mi orgullo, tragármelo y cedérselo a mi garganta, supongamos que me atrevo a decir en voz alta que te echo de menos. ¿Volverías? Supón que no hay día en que no me acuerde de ti, y cada vez que te pienso tenga que distraerme con cualquier tontería para poder parar. 

Supongamos que me atrevo a decirte algo... ¿reaccionarias? ¿Serviría de algo? ¿Crees que merece la pena suplicar una sola palabra de tus labios? Perdona, ni siquiera sé lo que estoy diciendo. No conozco el tono de tu voz y ya estoy inventando escusas para poder oirte. Para querer parar, y seguir, y parar. 

Y así hacer de mi vida una jodida noria defectuosa de la que ya no puedo bajar. En la que nadie puede subir.

¿Subirías tú sabiendo que en cualquier momento podría derrumbarse? ¿Te sentarías conmigo sabiendo que podría ser la última experiencia de tu vida? 

Bienvenido a mi mundo.. donde cada gesto podría ser el último. Donde cada texto podría ser el final de un cuento en el que por supuesto.. no hay príncipes, ni princesas, ni castillos encantados pero sí mazmorras. 

Porque escribirte a ti se ha convertido en una historia en la que los dragones intentan escalar por la torre en busca del beso que despierte al fuego que quemó su garganta. Quémame tú a mí, despacio si eres tú quien sostiene el mechero. Yo prometo no quejarme. 

Prometo dejar de suponer que existes para escribir en voz alta que mis manos han logrado envolver a tu cuerpo. Prometo dejar de suponer que escribiéndote esto, llegaré a conocer algún día el nombre hacia quien van dirigidas todas, y cada una de estas palabras..

Dime, ¿te atreves a suponer todo esto conmigo.. o prefieres guardar silencio tras la pantalla de ese ordenador?

...perfecto

2 comentarios:

  1. Wow, escribes muy hermoso! Me emocioné al leer esto me gusto cada palabra que usaste y el final... muy verdadero.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, me alegra saber que leen lo que escribo y que además gusta...

    ResponderEliminar

Gracias por tu aportación...