Seguidores

domingo, 6 de enero de 2013

Mi éxtasis auditivo.


A ti, mi música, mi acorde imposible. Mi canción perfecta en una noche de lluvia, la voz de un ángel camuflado en mis oídos. Dime que nunca sellarás tus labios y yo siempre escucharé tu voz, hace tiempo que venciste a mi despertador.

Déjame soñar cinco minutos más, anoche casi pude tocar tu piel, y mañana lo intentaré otra vez. Mientras tanto, sigues siendo mis buenos días, mis buenas noches y mis medias tintas. El punto exacto de una debilidad dormida.

Eres la nota afinada que desafina con cuidado un corazón sin melodía. -Mi corazón- libre de cualquier ritmo que puedan provocar tus manos.

Cántame despacio que te quedas, cántame que me buscas y prometo alcanzar tu piel. Pecado de terciopelo que sueño con poseer. Lo único capaz de trastocar el mobiliario de mi cuerpo, cada nota de mi inexistente entonación. Yo te escucharé en silencio, a salvo, bajo unos cascos blancos en mitad de cualquier parte. Muy quieta, sin llamar demasiado la atención, buscando sólo encontrar la tuya. Captando hasta el más ínfimo de los detalles de tus ojos.

Porque sé que cualquiera podría enamorarse de una canción, pero yo me he enamorado de lo que no cantas. Del principio y del final de cada historia, de cada sorbo de agua que bebes después de un estribillo agudo. Alguien debería inventar un sentido más para poder contemplarte, de arriba a abajo, de lado a lado. Todos y cada uno de los lunares de tu espalda. Préstamelos, los uniré cuidadosamente hasta dibujar nuestra propia constelación. La llamaremos Puntos Suspensivos, acercando a Zero la velocidad de cualquier planeta.

Porque cuando tus manos acarician la guitarra, una parte de mi, en un momento de debilidad, sueña que soy yo una de tus cuerdas. Quizás la que menos utilizas, la que menos rozas, la menos importante.. y sin embargo, tan necesaria como cualquier otra.

Porque entraste a mi vida por mi oído haciéndolo objeto de envidia de mis ojos... por llegar primero. Y mientras, los otros tres sentidos sueñan con conocerte algún día.

Dime, ¿podrán conocerte algún día? ...
Supongo que lo mágico de soñar con los ojos abiertos es poder ser más irracional que en los propios sueños.

Y es que algunos te llaman música y yo te llamo dosis durante cuatro minutos, mi sorbo diario del aire justo para poder vivir. Yo te llamo éxtasis, tentación prohibida en la que quisiera caer. Ese pecado dulce justo antes de volverse amargo.

Y dime, ¿Cómo interpretar que los escalofríos que me provocan todos tus movimientos fueran hasta ahora una droga totalmente desconocida para mí? Porque empiezan muy abajo, lentos, tímidos a subir con prisa. Porque recorren cada una de las vértebras de mi espalda, llegando a mi cuello y haciendo de él un pequeño mirador donde jugar un rato.
Ese es el mejor momento, ¿sabes? Justo antes de llegar a la nuca. Ahí se desvanecen en el aire esperando la llegada del próximo. Y el próximo, y el próximo...

A veces me causas tantas incógnitas que me asusta pensar en las consecuencias que habría al conocer las respuestas.

De momento, me conformo con lo idílico de idealizarte. Con lo absurdo de soñar con algo que nunca podré probar. De momento, me conformo con permanecer muy callada esperando, que algún día, mi blog patrocine las casualidades más absurdas y esto, caiga en tus manos y tú en las mías.

 Dedicado a alguien que dice hacer música; yo digo que fabrica sueños en camas abandonadas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu aportación...