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jueves, 2 de enero de 2014

Tiqqun.

La mujer se ha transformado en su relación con el deseo masculino en la realización terrestre de un arquetipo de belleza estéril y de autosuficiencia. Cada mujer no es más que un ser sintético, manipulado por la industria farmacéutica y cosmética cuando no por la de la cirugía estética. Su modelo no es otro que el cuerpo sintético publicitario y sus consejeros en reformateo son las revistas femeninas, sistemas de producción semiótica cerrados y autorreferenciales, paradójicamente impermeables a la injerencia masculina.

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