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viernes, 10 de enero de 2014

Entiende que no eres la piedra que me hunde, ni la madera que me hace flotar; eres - más allá 
de eso - el océano en el que mi cuerpo pide nadar…frío, sin dirección, relajado y temeroso, en el que me quiero perder de vez en vez y que nadie me pueda encontrar.

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