Quédate, te invito. Yo no te diré mi amor ni mi vida ni mi cielo, yo te voy a llamar por tu nombre, te voy a decir mi orgasmo, mi calor y mi invierno, te voy a nombrar entre ceja y ceja, desde la punta de tu cabello más largo hasta los dedos de los pies.
Quédate hasta que el sol salga y si quieres atrincheramos las ventanas; para que no nos demos cuenta de las horas ni del día.
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