La alacena está vacía.
Al día de hoy no queda nada. Se han ido tus risas y quejidos, tus besos a media noche, tus faltas de confianza, y no sé, creo que a veces te escucho pero luego me doy cuenta que sólo es la porcelana crujiendo. Suelo pensar en ti, a veces la culpa me carcome, si tú y yo no hubiésemos… pero del hubiera no se vive y nosotros somos prueba constante de ello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu aportación...