Seguidores

jueves, 5 de enero de 2017

Letras que enamoran... -Anna Gorse-


Fue la repisa de tus labios donde me suicidé,
aprendí de mis errores y olvidé necesitarte.
Me empujaste tantas veces contra tu gotelé,
entre tu espalda y la pared me pareciste puro arte.

Dejé de besarte de un día para otro, 
pensé que yo para ti era poco, 
me bajaste el sol mientras yo te alumbraba con un foco,
me dije 'despierta, que te va a comer el coco'.

Puro veneno el uno para el otro,
un rascacielos sobre una flor de loto,
una pasión de foto.
Mi corazón habitaba en un jardín zen y provocaste un terremoto.
A-mor me diste tú, pero yo sólo noté que esforzándome en amarte, sólo conseguía darte, con la verdad por delante, algo como un querer piloto. 

(...joder)
Fuimos tan humanos, nos equivocamos, 
nuestro mayor error primero fue hacernos falta pero luego nos faltamos.
Nos comimos el alma. Nos gastamos los labios. Me recorrí tu cuello, 
por si no sabía volver me dediqué a dejar un rastro a mi paso con pintalabios.

Fuimos tan deprisa que nadie cerró la puerta y después fue fácil salir. Tuve que verte venir.
Asumir que esto era más que tóxico era mejor que fingir.
Tus labios, más que tuyos, míos, ceniceros llenos de corazón roto, a tu boca desemboco. 
Cuando te conocí dije 'lo siento, si alguna vez te exploto'.

Nuestros instintos kamikazes, retarnos a ser capaces,
las únicas personas con las que podíamos prescindir de nuestros disfraces.
Nuestros instintos kamikazes, ambos como estrellas fugaces.
Bonito fue a la vista, y al contacto tan voraces.

Fue tan trágico...

Son madrugadas eternas, nunca sé cómo lo hago, sumergirme en tu recuerdo siempre acaba en un mal trago... Esto no es sano.
Quise quererte demasiado y pienso que me di de mí,
de esto no saco nada, sólo te aprendí a ti,
rectificar es de sabios, pero yo sólo entendí que lancé un cubo helado a aquella hoguera que encendí.

Enorme atentado en medio de nuestras vidas, 
la decisión más difícil se basó en poner medidas, 
adaptarme a no tenerte aquí siempre que me lo pidas.
Me provocaste semejantes estampidas...

Cada uno destrozado en un lado de la ciudad,
pasan los días y asimilas que no era tu mitad,
lo que temías, vas dolido, por eso nunca te fías.
La gota que colmó el vaso en el que guardas las heridas...

Ahora me siento tan idiota, hasta para mí soy poca,
pasé de la tuya a callarme mi propia boca,
puede que esté rota, mi alma se descoloca,
decidí dejarlo en tablas pero siento una derrota.

Te hice daño, y también me lo hice a mí,
me retorcía ver crecer el tamaño de la salida...
No sé cómo sobrevivir...
Fuiste el disparo más certero que sentí en toda mi vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu aportación...