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domingo, 28 de diciembre de 2014

Y en mi defensa diré
que su cuerpo era como un libro,
a cada roce un nuevo capítulo,
a cada silencio una nueva partida,
hojas encantadas,
y puedo decir con seguridad
que triste hubiese sido de mí
si no le hubiese sabido leer 
en su complejidad fatua.

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