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lunes, 10 de marzo de 2014

"En las cimas de la desesperación" de Emil Cioran.

Solamente son felices quienes no piensan nunca, es decir, quienes no piensan más que lo estrictamente necesario para sobrevivir. El pensamiento verdadero se parece a un demonio que perturba los orígenes de la vida, o a una enfermedad que ataca sus raíces mismas. Pensar continuamente, plantearnos problemas capitales a cada momento y experimentar una duda permanente respecto a nuestro destino; estar cansado de vivir, agotado hasta lo inimaginable a causa de nuestros propios pensamientos y de nuestra propia existencia; dejar tras de sí una estela de sangre y de humo como símbolo del drama y de la muerte de nuestro ser —equivale a ser desgraciado hasta el punto de que el problema del pensamiento nos da ganas de vomitar y la reflexión nos parece una condena.

2 comentarios:

  1. Este texto define exactamente como me siento aveces.

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    Respuestas
    1. Igual que yo, me siento muy identificada.
      Me alegra saber que los textos sirven para algo...
      Un beso y gracias por comentar.
      Te espero en otras entradas :)

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