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sábado, 8 de marzo de 2014

Aleteo con las manos en el agua.

Hace mucho, mucho  tiempo  donde antes pasaba un río  existió una extraordinaria montaña que tenía un ojo en el centro de su corazón.
Desde el ojo, que parecía de piedra caían letras de agua,  pero nadie las entendía si algo decía hasta que nació un niño callado, que aprendió a caminar al borde mismo del río, entre filas incontables de sauces y se dedicó a observar.

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