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lunes, 1 de junio de 2015

No quiero tener esas pequeñas e insignificantes conversaciones, al menos no contigo. Escríbeme, así sin decir "Hola", cuéntame porque te enojaste con tu mamá en la mañana, dime porque tienes esa marca con forma extraña en tu espalda. Mandame párrafos sobre la vez que te quedaste a dormir en la casa de tu familia lejana este verano. Llámame a la mitad de la noche y explícame por que crees en Dios o justifica el porqué no lo haces. Dime sobre la primera vez que viste a tu padre llorar. Cuéntame que es lo que te derrumba. Habla por horas sobre cosas que crees que no son importantes, te prometo que te escucharé todo y prestaré atención. Dime todo. No quiero una persona que sólo me pregunte: ¿qué haces?

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