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sábado, 5 de octubre de 2013

La felicidad siempre tiene un objeto, somos felices por algo, es un sentimiento cuya existencia depende de lo exterior. La alegría, en cambio, no tiene objeto. Te posee sin ningún motivo aparente, en su esencia se parece al sol: Arde gracias a la combustión de su propio corazón. 

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