Seguidores

sábado, 2 de julio de 2011

Los recuerdos, momentos que se esfuman como viento en el aire, que se esparcen como gotas en el agua, que se pierden como nubes en el cielo, y dejan un hueco profundo al saber que sólo son recuerdos y que jamás volverán a suceder, porque fueron segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, suspendidos en la cápsula del tiempo. Porque los recuerdos son aquellos que jamás se olvidan, que se quedan impregnados con tinta indeleble para nunca salir de la memoria del corazón, porque fue la risa la cómplice de la alegría, el colchón el testigo de los sueños, la almohada la mejor consejera, la noche la mejor amiga en los día tristes, y las estrellas la mejor luz en los días opacos. Porque recordar es vivir, pero sólo vivir de los recuerdos es morir, porque es difícil desprenderse de lo que uno quiere, de lo que uno anhela, de lo que uno ama, como se puede evitar lo inevitable, como se puede hacer para que el tiempo regrese, para que las caricias, los besos, y los sueños sean inmortales en la mortalidad, convirtiéndose en infinito de lo finito y permanezcan en lo inexistente, y no se quede sólo en un simple recuerdo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu aportación...