—Perdona, Xav —murmuré—. A veces tengo la sensación
de que sólo estás conmigo porque perdiste a la chica para la que estabas
predestinado.
—¿Pero es que no te das cuenta, Beth? —insistió—. Mi destino no era estar con Em; mi destino era amarla y perderla. Tú eres la persona para la que estoy predestinado.
—¿Pero es que no te das cuenta, Beth? —insistió—. Mi destino no era estar con Em; mi destino era amarla y perderla. Tú eres la persona para la que estoy predestinado.
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