Tenías miedo de mi carne mortal y en ella buscabas el alma inmortal.
Para encontrarla, a palabras duras,
me abrías grandes heridas.
Entonces te inclinabas sobre ellas y aspirabas, terrible, el olor de mi sangre.
me abrías grandes heridas.
Entonces te inclinabas sobre ellas y aspirabas, terrible, el olor de mi sangre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu aportación...