Debemos arrojar a los océanos del tiempo una botella
de náufragos siderales, para que el universo sepa de nosotros lo que no
han de contar las cucarachas que no sobrevivirán: que aquí existió un
mundo donde prevaleció el sufrimiento y la injusticia, pero donde
conocimos el amor y donde fuimos capaces de imaginar la felicidad.
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