Todos hablan de lo asombroso que es que un poeta se
enamore de ti, dicen por ahí que te vuelves invencible, que no habrá en
su vida otra cosa más que tú. Esa, vamos, es la idea más barata que he
escuchado, porque los poetas se enamoran de todo. En cualquier instante
comparan tu vestido con el olor de las flores y tu mirada con algún
amanecer, y todo lo van ligando, no eres precisamente lo más bonito en
su vida, eres lo que dio sentido a las cosas que ya amaba. Lo
verdaderamente triste, penoso y complicado es que tú te enamores de un
poeta, porque te has acostumbrado a enaltecerte en sus letras, y si deja
de escribirte, ya ni el suelo te sujeta.
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