Dejábamos pasar el tiempo, pero no el suficiente para olvidarnos, era él
quien me sonreía al otro lado del pasillo, o era yo la que pasaba
distraída frente a él, una y otra vez. El mismo círculo vicioso, el
mismo capricho retorcido con el que cargamos cada día.
Es difícil fingir que olvidamos todo. Es imposible comenzar algo que no tiene futuro.
Es difícil fingir que olvidamos todo. Es imposible comenzar algo que no tiene futuro.
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