Cartas a Clara, Juan Rulfo.
Y como te iba diciendo me acordé de ti mucho y ya no hallaba a quién contarle que tu vivías
sobre la tierra y que comías y dormías y que no eras ningún fantasma ni
ninguna alucinación mía, sino que estabas vivita y coleando y que te
quería mucho y que ya no te iba a regañar nunca, con tal de poder creer,
aunque no sea cierto, que tú también me quieres.
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