Alejandra Pizarnik.
Qué fácil callar, ser serena y objetiva con los
seres que no me interesan verdaderamente, a cuyo amor o amistad no
aspiro. Soy entonces calma, cautelosa, perfecta dueña de mí misma. Pero
con los poquísimos seres que me interesan. Allí está la cuestión
absurda: soy una convulsión.
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