Sal con una chica que lee.
Si te llegas a encontrar una chica que lee
mantenla cerca, y cuando a las dos de la mañana la pilles llorando y
abrazando el libro contra su pecho, prepárale una taza de té y
consiéntela. Es probable que la pierdas durante un par de horas pero
siempre va a regresar a ti. Hablará de los protagonistas del libro como
si fueran reales y es que, por un tiempo, siempre lo son.
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