Aquel jueves que te conocí.
Y no lloré porque te quise tanto.
Lloré porque sabía que te iba a perder.
No había llorado desde aquel jueves.
Hasta que, casi tres meses después,
Me dí cuenta que te estaba perdiendo.
Te besé una tarde de viernes
por vez primera
Y fue una tarde de viernes que
me di cuenta
que lo inevitable estaba por llegar
Te estabas yendo.
Y no lloré solamente por tu partida
Lloré por la impotencia
De saber que hiciera lo que hiciera
No ibas a quedarte a mi lado.
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