Supe que era yo y pude despertar, como en esos sueños cuando
sientes que te persiguen y la desesperación emerge desde la garganta. El
temor se esconde justo bajo las costillas y el escape se expande, hasta
que te das cuenta que nadie te persigue y caes al vacío.
Me vi reflejado, cuando el vidrio se encontraba sucio y
merodeaba, deambulaba, erraba sin propósito ni consecuencia. Escuché el
sonido a lo lejos, una vez que me llamaba y quise dejarme ir por un
instante pero qué significaría.
¿Acaso importaba ahora?
Es como un monólogo que va de palabra en palabra, hilándose desde
sonidos que provienen de los labios y quieren ser sellados. Un
testimonio a medio terminar y fragmentado está.
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