Que galaxias más exquisitas las que se forman con
cada cicatriz y cada lunar en tu cuerpo, me encanta besar lentamente una
por una la infinidad de constelaciones que se debaten en tu ser, eres
vida galáctica y una conjunción planetaria estéticamente sideral, un
espectáculo en primer lugar de astros fugaces. Me gustas ligera porque
las noches contigo se destellan y magnifican con pequeños rastros de
polvo lunar que se hallan escondidos cerca de tus párpados, entre tus
piernas y sobre tu ombligo. Sabes universalmente a tierra y marea, a
fuego y oscuridad espacial, un cuerpo físico y un cuerpo éterico, tan
libres y navegantes del viento, aventureros del cielo y más allá,
conocedores del Sol y amantes de Plutón, cuerpos danzantes entre anillos
saturnianos y caminantes de cordilleras terrícolas. Eres el suave
esplendor de un alma que flota sobre aguas estrelladas prendidas en el
techo anochecido. Eres un torrente de curvas peligrosas que interpretan
los pecados que estoy dispuesto a cometer. Mi libro astronómico favorito
que con cada página desata Cosmos, desata Caos, desata locura…
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