Le encantaba; lo volvía del revés.
Estaba enamorado de su personalidad,
de su inteligencia, su saber estar, su inocencia,
su carisma, su sonrisa, su alma despierta.
Amaba sus errores, sus rabietas, sus ''ahora no te quiero, ahora sí...''; sus idas y venidas.
Su todo en cualidad.
No la amaba en cantidades,
ni en medidas de espacio o tiempo.
La amaba como has soñado,
alguna vez, que te amen a ti.
Todo es diferente
cuando estás enamorado de esa manera...
Y, seamos realistas, yo sólo le gustaba.
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